La igualdad, un juego de niños y niñas

La ludoteca municipal pone en marcha las visitas del alumnado de primaria para concienciar, mediante juegos, sobre la importancia de la conciliación

La ludoteca municipal de Maracena, como institución educativa, pretende estar en contacto pleno con la escuela. En esta ocasión, se vuelca con la necesidad de educar al alumnado de primaria de los cuatro colegios de la localidad (Sagrado Corazón, Las Mimbres, Emilio Carmona y Giner de los Ríos) para asentar desde la infancia los valores de corresponsabilidad y coeducación.

Así, desde el mes de octubre, se da comienzo al calendario de visitas de los seis cursos de educación primaria a la ludoteca, donde a través de juegos socio dramáticos como “Mi padre es ama de casa”, “El viento de la igualdad”, “La oca de la Igualdad” o la creación de insignias y broches se conciencia a los futuros hombres y mujeres de Maracena para que tengan asimiladas una serie de conductas que reviertan en la consecución de la igualdad efectiva.

Según el alcalde de Maracena, Noel López, desde el Ayuntamiento se trabaja en estrecha colaboración con el profesorado y los alumnos y alumnas, aportando una serie de medios que no existen en clase para que, mediante el juego, se adquiera el aprendizaje de la igualdad.

Así, los y las escolares, realizan los lunes y martes una serie de visitas a la Ludoteca, después del recreo y hasta la hora de salida. Una vez allí, el uso de las nuevas tecnologías, los talleres de juguetes,  los juegos socio dramáticos y de mesa, etc. despiertan estos valores en los pequeños y pequeñas, que desarrollan una conciencia de respeto y búsqueda de la equidad.

Este programa se refuerza, según explica el primer edil, con el Educar para Conciliar, un viaje al aula de la naturaleza de la Alpujarra, en Bérchules, previsto en periodos de tres días para mayo de 2011, mediante el que se potencia la convivencia, distribuyendo las tareas y aprendiendo mediante el juego que para conseguir una sociedad desarrollada, en la que deben dejarse atrás los lastres del pasado que otorgaban lugares distintos a hombres y mujeres en cuanto a las tareas y ocupaciones.