La calidad del ajo blanco, la caída de la producción china y la tradición de este cultivo en el altiplano granadino, hacen que el ajo, incluida su vertiente ecológica, sea una alternativa viable a plantaciones menos rentables.
El ajo es un cultivo rentable y viable en la zona norte de la provincia. Investigaciones sobre el cultivo del espárrago, la almendra y el cordero segureño son algunas de las áreas que tienen cabida en la finca Los Morales de Huéscar, de la Diputación granadina, para mejorar prácticas que luego se trasladan a agricultores y ganaderos. A ese catálogo se han incorporado las experiencias de Innovolivo CB con el ajo blanco, libre de virus, que abre la posibilidad de producir ajo de alta calidad sanitaria destinado a siembra, a través de un convenio de colaboración firmado entre la empresa y la Diputación.
Según ha explicado la diputada de Asistencia a Municipios, Francisca González Lujan, “la colaboración con empresas innovadoras como Innovolivo, forma parte de la estrategia de traslado de experiencias que apoyen alternativas de cultivo a las comarcas”. Y es que en concreto el ajo, tiene una amplia tradición en el altiplano granadino, que es posible recuperar.
De ahí que la Diputación haya cedido espacio Innovolivo en la Finca Los Morales, tanto de suelo en extensivo como en umbráculo, con destino al cultivo de variedades comerciales de ajo blanco de alta capacidad productiva. La difusión de los resultados del ensayo entre los agricultores, también forma parte del acuerdo, dado que “las características climáticas, de suelo poco ácido, agua y altitud del altiplano, son ideales para el cultivo del ajo blanco” señala Jesús Martín, administrador de Innovolivo CB y profesor de la Universidad de Córdoba.
Además los ensayos han arrojado datos alentadores ya que la producción controlada de estos ajos ha oscilado entre 24.000 y 26.000 kilos por hectárea, si bien Martín advierte de que “se trataba de condiciones muy especiales, aunque los 17.000 kilos por hectárea, sí están al alcance de los agricultores de la comarca de Huéscar”.
A esos rasgos se suman otras circunstancias que suman valor a la experiencia y es que, según ha explicado el administrador de Innovolivo, “existe una fuerte demanda, especialmente en Centroeuropa, de ajo blanco por su mayor calidad frente al chino”. A esa apreciación se suma la reducción de la producción en China, que ha pasado en los dos últimos años de plantar un millón de hectáreas a 700.000.
Por otra parte, los ensayos que ha realizado la empresa avalan que las producciones de estos ajos libres de virus “abren una ventana a un sector que se fortalece de forma progresiva como es el de la agricultura ecológica, al tratarse de ajos que no precisan tratamientos fungicidas salvo, en todo caso, de carácter preventivo”.
El cultivo del ajo genera en Andalucía más de 2.500 puestos de trabajo durante los tres meses principales de campaña. Además, un estudio realizado por la Unidad de Prospectiva de la Consejería de Agricultura y Pesca titulado “Análisis productivo y económico del cultivo del ajo” predice un buen futuro para esta planta, dado que al consumo interno se suma la gran vocación exportadora de este sector, la existencia de ajos autóctonos de calidad y la buena organización del sector productor.
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