martes, 26 de octubre de 2010

Las luces diurnas que incorporan los coches aumentan el tiempo de reacción de los peatones ante la activación de los intermitentes

Investigadores de la Universidad de Granada demuestran que su uso, promovido por la mayoría de las instituciones europeas, enmascara otras funciones de iluminación y señalización del propio vehículo

Todos los automóviles fabricados en Europa a partir de 2011 incorporarán de forma obligatoria luces diurnas, que actualmente son opcionales

Conducir con las luces diurnas que incorporan los coches aumenta el tiempo que tardan los peatones en reaccionar ante la activación de los intermitentes, según se desprende de una investigación realizada en el Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Granada.

            Los beneficios de las luces diurnas incorporadas (Daytime Running Lamps o DRL) en los automóviles han sido demostrados en numerosos estudios. Algunos de ellos han  llegado a la estimación de que podrían evitar entre un 5 y un 15% de los atropellos a peatones y ciclistas. Los resultados de estos estudios han dado lugar a que los organismos reguladores en materia de automoción hayan decidido que todos los automóviles fabricados en Europa a partir de 2011 incorporen de forma obligatoria luces diurnas. Este hecho, unido a la exhaustiva campaña publicitaria que han llevado a cabo algunos medios de comunicación, ha dado a conocer las luces diurnas y sus ventajas al gran público.

            Este trabajo ha sido dirigido por el profesor Antonio Peña García, y en él también han participado los profesores Juan de Oña López, Antonio Espín Estrella, Fernando Aznar Dols, Francisco Javier Calvo Poyo, Rocío de Oña López y Evaristo Molero Mesa.

 

Buscar contrapartidas

Los investigadores se preguntaban si la incorporación de luces diurnas en los vehículos puede conllevar alguna contrapartida, como puede ser el enmascaramiento de otras funciones de iluminación y señalización del propio vehículo; en concreto, los indicadores de dirección o intermitentes, cuya finalidad es advertir a otros usuarios de la vía de la intención del vehículo de girar. También se han cuestionado si la obligatoriedad de que la luz emitida por las luces diurnas en Europa sea de color blanco puede ser una ventaja o un inconveniente comparada con la situación en Estados Unidos, donde las luces diurnas pueden ser blancas o ámbar.

            Para ello, han diseñado un experimento en el que se han medido los tiempos de reacción visual de 148 observadores ante la activación de intermitentes en diversas configuraciones que involucraban la presencia de una luz diurna encendida. Las medidas se llevaron a cabo en espacios exteriores con iluminación natural, a fin de reproducir las condiciones reales en las que se producen los atropellos a peatones durante las horas de claridad, que son aquellas en las que están activadas las luces diurnas.

            Las conclusiones demuestran que el color de las luces diurnas y el ángulo con el que se observen tienen una influencia directa sobre los tiempos de reacción de los peatones ante la activación de un intermitente, mientras que la distancia entre ambas funciones, que precisamente es tema de controversia actual entre los distintos organismos reguladores, no demuestra una influencia estadísticamente significativa con los datos obtenidos.

            Los resultados de este trabajo han sido publicados en el número octubre de 2010 (Vol. 41, Nº 5) de la revista Journal of Safety Research, y están disponibles en el siguiente enlace:

http://www.elsevier.com/wps/find/journaldescription.cws_home/679/description#description

 

 

Imagen: De izquierda a derecha: Fernando Aznar Dols, Juan de Oña López, Francisco Javier Calvo Poyo, Evaristo Molero Mesa, Antonio Espín Estrella, Rocío de Oña López y Antonio Peña García.

 

 

 

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